El presidente anunció esta mañana su reunión con el organismo internacional petrolero
T|CDMX|09032023. Esta mañana, el presidente López Obrador anunció una reunión más tarde con el presidente (sic) de la OPEP, aunque en realidad se trataría de su Secretario general, Haitham al-Ghais.
La OPEP es la jugada geopolítica más importante que el mundo en desarrollo ha desplegado en el siglo XX, o por lo menos a partir del fin de la segunda guerra mundial. Surge en 1964 por iniciativa del venezolano Juan Pablo Pérez Alfonso y el saudita Abdullah Tariki en un contexto de afirmación nacional y nacionalista –o de insubordinación fundante, en los términos de Marcelo Gullo– de países que en su momento fueron categorizados como Tercer Mundo (o Países No Alineados a partir de la Conferencia de Bandung de 1956), enderezada por los países productores de petróleo para confrontar a las llamadas “Siete Hermanas”, que eran las principales empresas petroleras consolidadas desde fines del siglo XIX y durante todo el siglo XX como poderosas corporaciones que se repartían literalmente el mundo.
El concepto y teoría de la insubordinación fundante fue acuñado por el profesor de geopolítica argentino Marcleo Gullo, y sostiene, en sus propias palabras, “que todos los procesos emancipatorios exitosos; que todos los procesos de construcción de soberanía real y todos los procesos de desarrollo que lograron resultados positivos fueron el resultado de la insubordinación fundante, es decir, de una insubordinación ideológica contra el orden ideológico establecido por el poder dominante, más un impulso estatal adecuado que permite que el poder (los elementos de poder tangible e intangible de un estado) se convierta en un acto”.
Entre las principales fuentes de influencia e inspiración de Pérez Alfonso y Tariki estaba ni más ni menos que el nacionalismo revolucionario del general Lázaro Cárdenas, que fue de los primeros en realizar una nacionalización petrolera de envergadura mayor en el preámbulo mismo de la segunda guerra mundial.
Las Siete Hermanas eran las siguientes: Standard Oil de Nueva Jersey (en su momento Esso, fusionada luego en ExxonMobil); Royal Dutch Shell; Anglo-Iranian Oil Company (en la actualidad British Petroleum o BP); Standard Oil de Nueva York (conocida luego como Mobil, y fusionada después en ExxonMobil); Standard Oil de California, conocida luego como Chevron; Gulf Oil Corporation, absorbida en 1985 por Chevron pero mantenida al día de hoy como marca independiente; Texaco, absorbida por Chevron en 2011 pero mantenida al día de hoy, también, como marca independiente.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo fue configurada entonces como bloque de presión geopolítica y económica a nivel mundial mediante la que la asociación estratégica de los principales productores de petróleo les permitía alcanzar un mayor umbral de potencia estatal para intervenir y decidir en la determinación de los precios del petróleo, que desde 1916 aproximadamente desplazó al carbón como la principal fuente de energía del planeta entero luego de que Winston Churchill tomara la decisión de utilizarlo como combustible para los buques de la marina real británica, cambiando para siempre, al hacerlo, la historia de la economía mundial y la historia del mundo como tal.
La OPEP está conformada por 13 países, que son Angola, Argelia, Arabia Saudita, República del Congo, Emiratos Árabes Unidos, Gabón, Guinea Ecuatorial, Irán, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria y Venezuela. Arabia Saudita, Irán y Venezuela son los países con más reservas de petróleo del mundo.
Aunque México no forma parte del núcleo de la OPEP, es uno de los países petroleros más importantes del mundo, razón por la cual es tan enfático el presidente en la recuperación y fortalecimiento de PEMEX como el motor geoestratégico de desarrollo nacional. Según las estadísticas, las 20 principales empresas petroleras del mundo son las siguientes (el orden obedece a la cantidad de petróleo extraído y medido en millones de barriles de petróleo crudo equivalente o mbpce): (1) Saudi Aramco, de Arabia Saudita; (2) Gazprom, de Rusia; (3) National Iranian Oil Co., de Irán; (4) Exxon Mobil, de Estados Unidos; (5) Rosneft, de Rusia; (6) PetroChina; (7) British Petroleum, de Inglaterra; (8) Shell, de Holanda; (9) Petróleos Mexicanos; (10) Kuwuait Petroleum Corp.; (11) Chevron; (12) Abu Dhabi National Oil Co.; (13) Total, de Francia; (14) Petrobras, de Brasil; (15) Qatar Petroleum; (16) Lukoil, de Rusia; (17) Sonatrach, de Argelia; (18) Ministerio Iraquí de Petróleo; (19) PDVSA, de Venezuela; y ConocoPhillips, de Estados Unidos.
Es un hecho que todo lo que pueda hablar el presidente López Obrador con la OPEP es de primer interés nacional, estratégico y geopolítico, toda vez que, así como las tres transformaciones previas en la historia de México (Independencia, Reforma y Revolución) fueron genuinas insubordinaciones fundantes, la cuarta transformación que él encabeza también lo es, lo que entre otras cosas implica de manera fundamental el hecho de que sin petróleo no hay cuarta transformación.