Félix Martínez
A propósito de la encuesta publicada por el periódico El Universal el día 22 de mayo del 2022 sobre AMLO y su gestión, resulta interesante observar un dato sobre la supuesta polarización ideológica auspiciada por el propio jefe del ejecutivo: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/encuesta-no-le-quitan-ni-una-pluma-a-la-aprobacion-de-amlo/ Algunos datos de la encuesta son relevantes, sin duda entre los más sobresalientes se encuentra que 65% respalda la gestión presidencial y 58% está de acuerdo con su desempeño, mientras que sólo 26% la califica de manera negativa; la identificación ciudadana con el actual mandatario es de 61%, mientras que la identificación con Morena es mucho menor al ser sólo del 28%. A pesar de que la palabra polarización es parte de la discusión pública, sólo 21% se considera antilopezobradorista, es decir 2 de cada 10, además sólo 29% se considera conservador, mientras que 56% se considera liberal. Finalmente, casi la mitad de los ciudadanos, 45%, se considera de derecha, por encima de quienes se identifican como de izquierda con 30%, el resto no se identifica con ninguna categoría ideológica. En síntesis, el presidente tiene una aprobación abrumadora, pero una parte de los que lo aprueban no se consideran conservadores, 71%, pero sí de derecha, 45%. ¿Qué significa estos dos últimos datos? Por qué 7 de cada 10 entrevistados no son conservadores, pero casi 5 de 10 son de derecha. Aquí sería importante reflexionar, como parte de la discusión pública, qué significa ser conservador y qué ser de derecha. Por los datos expuesto en la encuesta está claro que para una parte de la población no es lo mismo, aunque en el discurso presidencial y de Morena lo sean.
¿Qué es ser conservador?
De acuerdo con la RAE conservador es ser Favorable a mantener los valores y principios establecidos frente a las innovaciones o Que es miembro o partidario de un partido conservador, bajo esta definición podemos decir que ser conservador implica seguir una (¿filosofía?) política y una ideología basadas en la tradición, la estabilidad y la preservación de las instituciones existentes. Los conservadores, en la práctica, son cautos ante el cambio, argumentan a favor de mantener las estructuras y los valores establecidos en la sociedad, son amantes de la preservación de las jerarquías, las normas jurídicas estrictas, las autoridades existentes y del orden social. En lo político, y estos son los aspectos que provocan una confusión con la derecha, defienden, tradicionalmente, la propiedad privada, la libre empresa y el gobierno limitado. Sin embargo, la base de su postura es el rechazo o escepticismo a los cambios radicales y la defensa de las condiciones materiales existentes de lo político y lo social. Como lo ha demostrado el caso de nuestro país, el concepto de conservador adquiere formas específicas (en el discurso de AMLO es utiliza conforme a cómo se veía en el Siglo XIX) y se usa en un contexto particular, por ello adquiere distintas formas en otras naciones (por ejemplo, EU, España o Inglaterra, Chile o Colombia) donde se pueden enfatizar algunos aspectos más que otros.
¿Qué es ser de derecha?
Ser de derecha implica tener una ideología que valora, sobre todo, la libertad y responsabilidad individual, el libre flujo del mercado y la reducción del papel del Estado en la economía y en la vida de los individuos, en este sentido tiene una clara vinculación con el liberalismo (aunque existe un debate siempre polarizado entre las posturas de la derecha y el liberalismo, como, por ejemplo, en EU). Los políticos y seguidores de la derecha suelen promover la iniciativa privada, la competencia y la propiedad privada como motores del crecimiento económico y defienden la menor intervención gubernamental posible. En el ámbito social, y de aquí parte la confusión con respecto al conservadurismo, la derecha tiende a favorecer los valores tradicionales y las normas culturales establecidas; suelen mostrar una actitud conservadora hacia asuntos como el matrimonio, la familia, la religión y la moralidad, además pueden abogar por políticas que refuercen la autoridad, el orden y la seguridad en la sociedad. Aunque como ocurre con el concepto de conservador, la derecha puede tener diferentes matices y enfoques según el contexto y el país, las posturas específicas y las políticas defendidas por los individuos de derecha pueden variar considerablemente, no todos los de derecha tienen las mismas opiniones sobre todos los temas, y existen diversas corrientes dentro de la derecha política, como el liberalismo clásico, el conservadurismo, el liberalismo y otras corrientes afines, que pueden poner diferentes énfasis en aspectos particulares de la ideología de derecha.
¿Cuál es la diferencia entre ser conservador y ser de derecha?
Como ya pudimos ver, y existen diversas razones por las cuales es fácil confundir los términos, es frecuente que exista una superposición entre ser conservador y ser de derecha, pero también, como tratamos de exponer, no son términos idénticos y pueden, incluso, tener diferencias significativas dependiendo del contexto y la interpretación específica. Siendo esto el tema central, resulta importante tratar de establecer las diferencias entre ser conservador y ser de derecha.
Desde una perspectiva sociológica, por lo tanto, política, podemos decir que ideológicamente ser conservador implica hacer énfasis en la preservación de las tradiciones, las instituciones y los valores culturales establecidos, con ello se tiene una inclinación hacia la estabilidad social y una resistencia al cambio rápido. En contraste, ser de derecha se centra más en la libertad individual, la economía de libre mercado y la reducción de la intervención estatal. La derecha puede tener un enfoque más económico y liberal en términos de políticas, sin necesariamente tener un énfasis en la conservación de la tradición.
Una segunda distinción radica en que, si bien los conservadores pueden tener preocupaciones sociales y económicas, su postura puede incluir una variedad de temas más allá de la economía, como la moralidad, la cultura y la autoridad. En cambio, la derecha se centra más en cuestiones económicas y en la reducción del tamaño y alcance del gobierno.
Además, algo fundamental es que la diferencia entre ser conservador y de derecha también puede variar según el país y el contexto político, por ejemplo, en algunos países europeos, el conservadurismo puede tener un enfoque más social y económico, mientras que en Estados Unidos, la derecha política puede tener un enfoque más amplio y abarcar una variedad de corrientes conservadoras y liberales, con ello queremos decir que tanto el conservadurismo como la derecha pueden tener diferentes matices y corrientes dentro de ellos, lo que puede llevar a diferentes énfasis en las políticas y prioridades.
El rechazo al conservadurismo en México
Como ya dijimos al principio del texto, según la encuesta de El Universal, 7 de cada 10 entrevistados no son conservadores, pero casi 5 de 10 son de derecha, ello se puede deber, como hipótesis, a que el término conservador, en el caso de nuestro país, se refiere a mantener o dejar intacta una serie de hechos y/o relaciones de un orden político existente, y que discursivamente se vincula a lo denominado antiguo régimen, cuya expresión se da en lo económico, social y cultural, de allí que la crítica al conservadurismo se da también en términos sociológicos. Las elecciones de 2018, pero sobre todo el ejercicio de gobierno, puso en duda el régimen político existente, pero sobre todo configuró una crítica contra una élite y provocó un desplazamiento de los principales grupos hegemónicos, a lo anterior se sumó la contrastación de una nueva plataforma ideológica, programática y discursiva. Una vez que la nueva clase dirigente se consolidó en el poder se convirtió en una necesidad redefinir o reconceptualizar tanto al partido o grupo ganador, pero sobre todo al perdedor y se introdujo en el campo político una nueva definición de las partes, conservadores contra promotores de la transformación, especialmente porque se trataba de una confrontación de intereses o prioridades divergentes. De esta partición del campo político, resultó sencillo introducir el término conservador y relacionarlo con una ideología basada en la tradición y la preservación de las instituciones existentes y con ello de la defensa de una sociedad desigual, excluida, discriminada y pobre. De esta forma, la sagacidad política de AMLO está relacionada con la clara definición de las partes en pugna y de definir un campo de guerra muy claro y de fácil comprensión para lograr el mayor respaldo por parte de la sociedad.
En otras palabras para nuestro contexto político y social ser conservador se asocia con la idea de conservar un “estado de cosas” en lo que respecta al ejercicio del poder y al funcionamiento del gobierno, es decir a una parte de la ciudadanía no le gusta o está en desacuerdo con la forma como se condujeron los gobiernos anteriores y sus prácticas asociadas a la corrupción, patrimonialismo, clasismo, desigualdad, pobreza, abusos e injusticias, de allí que la palabra tenga un significado negativo o peyorativo, y que a través del discurso político del presidente y la compactación o definición de una campo de batalla política, basada en la lucha de oponentes, gran parte de la población se haya hecho una idea clara del conservadurismo representado en las elites que condujeron el país antes del 2018. Esta idea simple es la gran creación de AMLO y la desgracia de la oposición que no alcanza a comprender el por qué del rechazo tan generalizado a sus opciones y legados políticos (nada ni nadie puede representar mejor a un conservador que Diego Fernández de Ceballos, con su pompa, ironía, altivez, prepotencia, barba -española-, puro en la boca e impecables trajes).
Como conclusión podemos decir que la definición de conservadurismo en nuestro país no tiene como contraparte al liberalismo, como tradicionalmente ocurre en los debates teóricos, sino a un estilo de gobierno basado en la austeridad, el rechazo a la corrupción y la cercanía con el pueblo, así como a sus símbolos y prácticas, de tal manera ser conservador es defender un régimen de privilegios y abuso y evitar la transformación que necesita urgentemente el país. Mientras la derecha no entiende la diferencia entre los términos e insiste en llamar a todo polarización, el uso de los términos de forma clara y sencilla ha hecho que el actual gobierno tenga un respaldo unánime y siga dictando los ejes del discurso fortaleciendo su poder y su proyecto hacia el futuro, mientras en silencio, en el subterfugio, se da una rebelión popular contra las formas, prioridades, símbolos e intereses de las clases privilegiadas, y aunque está no tenga tintes de revolución, sin duda hay un cambio, casi imperceptible, en cuanto a la valorización de las jerarquías sociales y económicas.