Emilio Hernández
Desde que el último sexenio comenzó, ha sido cosa de todos los días el escuchar la palabra populismo a diario. Pero ¿qué es exactamente el populismo, y por qué tiene una connotación tan negativa?
Según la Real Academia Española, el populismo es la “Tendencia política que pretende prestar atención especial a los problemas de las clases populares” (Rae, s. f.), lo que significa que, realmente, el populismo no es más que la tendencia del gobierno y de los jefes de Estado de favorecer los intereses de las clases populares.
Tomando en cuenta la disparidad social, la baja movilidad social y la polarización de las clases sociales actuales, es fácil asumir que las clases populares se han vuelto la mayoría de la población y nunca habían estado más necesitadas que ahora. Es por estas razones que es necesario que el gobierno en turno implemente medidas sociales con el fin de conseguir un bienestar en los sectores más importantes (salud, seguridad y economía). Es importante recalcar que estos problemas sociales llevan generaciones cociéndose para formar parte del círculo vicioso que vivimos hoy en día.
A pesar de estas circunstancias, los gobiernos de corte populista cargan consigo una óptica negativa debido a su tendencia a simplificar problemas complejos, polarizar a la sociedad, dar lugar a líderes autoritarios y a veces evadir la responsabilidad por las consecuencias de sus políticas.
Sin embargo, esta no es la regla y hay excepciones, como el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos liderado por Martin Luther King Jr., el movimiento de independencia de la India liderado por Mahatma Gandhi y las luchas populistas de las mujeres por la igualdad de género. Estos casos demuestran que el populismo, cuando se emplea de manera constructiva y en un marco democrático, puede desempeñar un papel crucial en la promoción del cambio social y político positivo.
Considerando que México lleva decenas de años sumergido en estos problemas demagógicos y que ningún gobierno anterior de otro corte ha logrado alcanzar un bienestar social pleno popular, cabe hacernos la pregunta, ¿este movimiento populista, que busca un cambio social y político positivo y que ha atendido con éxito a por lo menos uno de los tres sectores sociales (economía), ha hecho un mejor trabajo que gobiernos de otro corte?
Mientras que es aún muy temprano para juzgar correctamente este tipo de populismo, ya que este plantea un cambio generacional en muchas etapas, creo que, mientras que deberíamos evitar a toda costa un populismo como el de Maduro o el de Mugabe, un gobierno populista que pueda lograr un cambio social a través de medios democráticos y socialmente responsables, así como lo planea el movimiento moreno, es justamente lo que México necesita hoy en día. Llegó la hora de que México verdaderamente pase a ser una república democrática popular.