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La política de AMLO en Estados Unidos

amlo eeuu

En medio de la devastadora crisis del fentanilo, AMLO advierte que no permitirá el intervencionismo de Estados Unidos.

T|CDMX|17032023. Spinoza dice que para que un Estado sea un Estado de verdad, debe de inspirar o temor o respeto; si no logra ninguna de las dos cosas, deja de ser entonces un Estado. Pareciera que esta ha sido la divisa del presidente López Obrador –o por lo menos así lo interpretamos desde Transformación– a la hora de responder a las declaraciones de algunos congresistas de Estados Unidos, principalmente republicanos, en el sentido de plantear la amenaza de que si México no controla el flujo de fentanilo hacia el norte del rio Bravo, presentarían una iniciativa para que el ejército norteamericano pudiera detener a los cárteles de droga mexicanos, cuestión que se conecta con la tesis de quienes quieren modificar su estatuto para declararlos como grupos terroristas, elevando su peligrosidad a los niveles de la seguridad nacional de Estados Unidos en un proceso de escalamiento geopolítico ciertamente inquietante. 

Esto supone sin duda una afrenta de primera magnitud, que condenó con firmeza el presidente en días pasados planteando como respuesta –enderezada sobre todo contra los congresistas republicanos– la idea de que, de seguir con la amenaza en cuestión, la administración de López Obrador –es decir, el propio presidente– se encargaría de hacer campaña entre los millones de mexicanos residentes en Estados Unidos para que no voten por el Partido Republicano en las próximas elecciones presidenciales, que tendrán lugar en noviembre de 2024.

Las implicaciones son de altísima complejidad, desde luego, pues en esto queda involucrado el plano de acción de los cárteles mexicanos, efectivamente, que cuentan con una capacidad de fuego equiparable al del ejército nacional, el de las agencias de infiltración e inteligencia norteamericanas (DEA, CIA) y, ahora, con la contraofensiva del presidente –y esta es una variable que no se había contemplado anteriormente–, el plano de la influencia del gobierno mexicano en la dirección del voto de los mexicanos radicados allá, que suman varios millones de personas. 

Se trata para Transformación de una jugada geopolítica del presidente de gran valentía, sobre todo por el carácter tan delicado de las relaciones binacionales al tratarse del imperio más importantes de nuestro tiempo (seguido muy de cerca por China) del que hay una dependencia económica y comercial indiscutible y difícilmente modificable, y que reduce de una manera muy incómoda los márgenes de acción diplomática –y no se diga política– que tiene México. 

Pero aquí el presidente ha pasado muy sutilmente de las posturas solamente defensivas y que, a lo mucho, reclaman “el respeto al derecho ajeno”, a la de la ofensiva política concreta que traspasa las fronteras con consecuencias directas en la dialéctica política nacional de Estados Unidos.

Entendemos en Transformación a la geopolítica como el plano de interpretación de las relaciones entres los estados en función de la lucha a muerte por el espacio y el poder al margen y por encima del derecho, lo que lo distingue del de las relaciones internacionales, que también las estudian pero desde el derecho tanto nacional como internacional, cuestión que significa que el enfoque principal de la geopolítica es el del realismo dialéctico más duro y implacable, en línea precisamente con la idea de Spinoza arriba mencionada. 

Siendo la ocupación del espacio el criterio fundamental de la geopolítica, uno de los planos principales de lo que podríamos llamar acción geopolítica concreta es el de la demografía, de suerte tal que podríamos afirmar que, entre otras cosas, aquél que controla los flujos demográficos y el comportamiento de grandes poblaciones, tiene potencia geopolítica efectiva. 

En el mensaje que el presidente hizo a los congresistas norteamericanos, sobre todo a los republicanos, estaba encapsulado un mensaje de mucho mayor alcance y envergadura dirigido a toda su clase política y a sus instituciones de poder público, advirtiéndoles a todos en conjunto que México les puede voltear una elección influyendo en el voto de los mexicanos residentes allá si así lo determina, porque a México o se le teme, o se le respeta.  

 

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