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Cambio climático y comunidades indígenas de México. Entrevista a Anjan Sundaram (periodista y escritor)

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Vale la pena hacer una introducción amplia sobre quién es Anjan Sundaram porque, aunque es un periodista -prefiere llamarse reportero- reconocido a nivel mundial, escritor de libros sobre la guerra en África, comparado con el célebre Ryszard Kapuściński- y llevar a cabo investigaciones profundas sobre medio ambiente, es desconocido en los medios de comunicación locales y nacionales de México.

Anjan Sundaram es un periodista, escritor y profesor.  Anjan nació en India en 1983 y creció en su país natal, Tanzania y Dubái. Estudió matemáticas y física en la Universidad de Yale, posteriormente se graduó en periodismo en la Universidad de Columbia. Anjan inició su trabajo como corresponsal de guerra en la República Democrática del Congo para The Associated Press en 2005; posteriormente trabajó para The New York Times en diferentes países africanos y colaboró también con The Guardian, The Observer, The Washington Post y otros medios de comunicación. En 2014, publicó su primer libro, Stringer: A Reporter’s Journey in the Congo (Stringer: el viaje de un reportero en el Congo) en el que a través de la crónica relata los desafíos que enfrentó para hacer su trabajo, describiendo la ausencia de infraestructura de comunicaciones, la violencia y corrupción del Congo; el libro fue aclamado por la crítica y recibió varios premios. Posteriormente en 2016 escribió su segundo libro Bad News: Last Journalists in a Dictatorship (Malas noticias: los últimos periodistas en una dictadura) en el que aborda las graves limitaciones de libertad de prensa en Ruanda, su arduo trabajo se basa en entrevistas a periodistas locales y extranjeros y ofrece una mirada crítica sobre las restricciones que tienen para realizar su trabajo. En el año 2018 pública su tercer libro:  Breakup: A Marriage in Wartime, relato más personal y emotivo sobre las dificultades de la vida cotidiana, el amor y el matrimonio en un contexto de guerra, violencia social y dificultades económicas en la República del Congo.  Anjan explora y retrata, a través de su escritura, las dificultades para vivir en sociedades autoritarias y conservadoras, el papel de los medios de comunicación en la formación de la opinión pública, los problemas para ejercer la libertad de expresión, así como las formas que adquiere y se expresa la corrupción, la violencia y la falta de libertad en diferentes países.

Es viernes de marzo a las 17hrs en un sencillo café en la Ciudad de México. Anjam aparece sonriente, viste de forma sencilla, habla con suavidad; en todo momento, al caminar por la calle, mira los árboles, a las personas, al cielo, parece disfrutar de la luz y los sonidos que surgen de todas direcciones. Sentado en la mesa pide un té y se acomoda en la silla. Antes de iniciar la charla se disculpa por su español.

Transformación: Después de escribir tres libros sobre situaciones de alto riesgo, de guerras y conflictos violentos ¿Por qué estar ahora en México? ¿Existe una similitud de circunstancias para ti como periodista y escritor entre México y África?

(Ante la pregunta muestra una expresión de sorpresa -quizás es demasiado rápido para una pregunta tan directa-. Sonríe y con pausa busca las palabras adecuadas para hablar) No es por las mismas razones. Durante tiempo he observado que lo que realmente tiene al borde de su conflagración al mundo en su totalidad, con todo y las terribles consecuencias para todos, es el cambio climático y la destrucción del medio ambiente. En cualquier región, continente o país es visible las terribles situaciones de afectación y destrucción de la naturaleza. Al darme cuenta de que es este el verdadero peligro que enfrentamos como civilización, decidí enfocar mi trabajo en esa dirección, hacia ese tema. Y es precisamente la razón por la que me encuentro en México -cumplí un año de residencia Oaxaca- porque es un país con una enorme diversidad en recursos naturales, pero sobre todo porque es uno de los que tienen una respuesta y la pueden aportar al mundo sobre cómo deberíamos proteger el medio ambiente y los recursos naturales. Considero que las comunidades indígenas en México son las que tienen el conocimiento y tienen mucho que hablar al respecto.

Transformación ¿Pero por qué México? ¿No hay otros países ahora mismo que pueden dar aportaciones para proteger el medio ambiente y los recursos naturales?

(Anjan cruza la pierna, sorbe un poco de té, con suavidad pide nuevamente disculpas por su español, y responde) Desde luego que al pensar en dónde trabajar revise algunos otros países, sobre todo de Argentina a México, pero concluí que, por razones sociales, culturales e históricas, además de por la diversidad geográfica y natural, este era el país donde quería y debía hacer mi trabajo si quería aportar algo al mundo. En este país las comunidades indígenas, como ya mencioné, llevan muchos años, siglos, defendiendo su recursos naturales y acumulando conocimientos sobre ellos, además su forma de vida está vinculada a la naturaleza y el medio ambiente; nadie más que ellos saben del valor que tienen y creo que tampoco nadie los ha defendido en tantas ocasiones, incluso con su vida. Es una cuestión prometedora y al mismo tiempo complicada, ya que, debido a su exclusión, a su alejamiento de las dinámicas de desarrollo capitalistas, lograron tener muy presente el valor de su tierras, de sus ríos, flora, fauna y de todo lo que forma parte de sus territorios que no han sido arrancados para fines de comercialización.  Este conocimiento y defensa es contradictorio porque ha sido precisamente la exclusión la que no alteró su relación con el medio ambiente y la naturaleza y ahora es justo lo que pueden aportar para mejorar el mundo. Es digamos, la conservación de un mundo tradicional el de las comunidades indígenas, pero que ahora cobra una relevancia porque nos pueden dar respuestas de cómo no destruir el mundo. Pero lo más importante es que no se trata de estudios de expertos o de ramas específicas del conocimiento sino de vivencias prácticas y colectivas de cómo convivir en equilibrio social con la naturaleza.  Eso es lo más importante desde mi óptica.    

Transformación: ¿Estas ideas parten de tu experiencia durante un año en Oaxaca?

(Anja, nuevamente sonríe, pero en esta ocasión para expresar su fascinación y al mismo tiempo el esfuerzo que enfrentó durante el tiempo que vivió en Oaxaca) Sí, de alguna forma. Fue difícil y requirió de paciencia para poder establecer un trato de confianza con los integrantes y lideres de comunidades indígenas en Oaxaca, por ello estuve un año allí. Pienso que es normal la desconfianza en casos donde han enfrentado muchas dificultades y de alguna forma es parte de cómo han sido tratados desde hace mucho tiempo. Es decir, ellos han tenido que enfrentar dificultades, violencia e incluso asesinatos, así que toman precauciones y protegen a los integrantes de sus pueblos. Por ejemplo, yo visité los proyectos eólicos que hay en el Istmo de Tehuantepec, donde hay vigilancia de la policía y los marinos, no sabes si en algún momento te pueden arrestar o desaparecer por los reclamos que pueden hacer sobre proyectos que no le significan ningún beneficio o destruyen los lugares donde habitan. Creo que están inconformes al ver como no obtienen ningún provecho de estas concesiones y por el contrario la riqueza la aprovechan las empresas y se la llevan, y aunque son problemas locales, no es posible sentir confianza y seguridad porque existen esa presencias y amenazas.  Ahora bien, una vez que saben tus propósitos, es asombrosa la confianza y el apoyo que te otorgan, te tratan de forma similar e igualitaria a los mismos integrantes de sus comunidades. Esto me ha dado mucha alegría porque te comparten, te integras y de está forma conoces la enorme cohesión que tienen a partir de que los une su defensa del lugar donde viven, y déjame insistir, esto es parte del aprendizaje que puedes obtener al momento de trabajar con ellos. Te comparten el amor que tienen por su vida y su comunidad. Y no quiere decir que estén cerrados o que no tengan nada que ver con el mundo exterior, al contrario, saben lo que ofrece el mundo y las promesas de desarrollo, pero no se dejan asombrar y engañar por esa promesas que no se cumplen. Algo de lo que más me ha impresionado es que pueden querer tener una computadora, un teléfono celular, automóvil, no se niegan a tenerlo, pero saben que eso no tiene el valor que tienen sus formas de vida y sus recursos; su medio natural es el que más valoran sobre cualquier otro bien, y esto es algo que me ha sorprendido enormemente. En otros lugares el capitalismo puede ofrecer sus productos y las personas son capaces de cualquier cosa por obtenerlos, pero aquí no ocurre y eso es motivo de esperanza. Las comunidades nunca dejarán de cuidar sus recursos y medios por ofertas o consumismo, porque ya han tenido una larga historia en la que han preferido su forma de vivir. Además, no se trata sólo de una perspectiva individual sino colectiva, y eso tiene un valor adicional.

 

Transformación: ¿Consideras que México es un país peligroso para los periodistas?

(Anjan deja escapar una expresión de sorpresa, es quizás una pregunta que le parece obvia, toma de su taza y responde de forma cortés) No sólo es una idea que yo tenga, existen otros testimonios sobre que en efecto es un país peligroso para los periodistas, y creo que, aunque todos pueden estar de cierta forma en peligro, especialmente lo están quienes hacen su trabajo de defensa del medio ambiente y recursos, en lugares donde también hay delincuencia y narcotráfico; lo que me ha sorprendido de sobremanera es que los casos donde hay una lucha de los indígenas por los territorios y sufren crímenes por defender sus tierras, nadie lo investiga y divulga, parece que no se pueden difundir todos estos casos a los medios o no les interesan este tipo  noticias. Es algo que no logro entender bien. Hay una lucha incesante de los indígenas por proteger sus territorios, de los cuales ellos son propietarios de alrededor del 80%, de la superficie del país, han enfrentado a los poderes locales, han sufrido de la impunidad que gozan las autoridades y los criminales y esto nunca es noticia. Existe actualmente el proyecto interoceánico en Oaxaca y las comunidades que se encuentran en la zona  insisten en defender sus propiedades y medios naturales y parece que no existen, que no tienen voz,  desde luego enfrentan muchos intereses del gobierno, de las empresas, de los interesados en beneficiarse, pero no son capaces de escucharlos, cuando son ellos los que han preservado esos territorios con sus escasos apoyos y recursos; estoy convencido de que la lucha por el cambio climático y la preservación del medio ambiente empieza justo allí en los lugares locales de los indígenas. No hay que olvidar que nadie mejor que ellos saben lo que se debe preservar y por ello deben ser escuchados y protegidos, pero ocurre lo contrario, los representantes y las policías locales son quienes los atacan y presionan, incluso pueden perder la vida, y nadie se entera de estas luchas. Pienso que México es un país peligroso para los periodistas, pero lo es aún más para los defensores indígenas. Acudí al Golfo de Tehuantepec y pude observar los proyectos eólicos y también observar que están resguardados por los marinos, es a lo que se enfrentan los indígenas en caso de protestar por la instalación de nuevos proyectos.

Transformación. Retomando el tema de la inseguridad y los peligros que se viven en el país ¿Consideras qué es una situación que ocurre en todos los lugares, por ejemplo, en la ciudad de México, o sólo se trata de algunos territorios o zonas?

(Anjan mira su alrededor y fija su mirada en los árboles que se encuentran sobre la acera, mira hacia el cielo y responde sonriendo) Es una situación muy extraña la que veo en México. Aquí en lo cotidiano no parecen existir peligros; yo escucho todas las mañanas el canto de las aves, y todo transcurre con normalidad, pero parece que debajo de esta normalidad hay un miedo y temor inminente. Cuando estás en un país en guerra no es posible evadir o no verla, sin embargo, aquí la mayoría vive atemorizada, parece que de pronto va a ocurrir un evento de máxima gravedad. Lo noto especialmente en la Ciudad de México. Todos de pronto hablan como si no quisieran que los escucharán y toman muchas precauciones, esto me desconcierta mucho, porque existe la sensación de un pánico silencioso y que sólo las personas que viven aquí saben que puede ocurrir. Esta presencia de una vida normal en las calles, en los sitios públicos, en los eventos o reuniones frente a un temor generalizado me desconcierta. 

Transformación: ¿No crees que pueda ser una cuestión de condición económica, es decir que ocurra en las personas que tienen un nivel de vida más alto que el resto de la mayoría de la gente?

(Anjan reflexionada un momento y da su opinión directa) No lo creo, pienso que se trata más de un trauma, digamos de un trauma social. Es una situación que no tienen que ver con una explicación cultural, como digamos, El laberinto de la soledad, no es eso, es algo que ocurrió recientemente y que todas las personas piensan; parece que las personas de todas las edades y condiciones deben estar alertas y tomar todas las precauciones porque algo inminente va a ocurrir, y es muy extraño porque parece que no ocurre nada. Pienso que existen esos dos ámbitos digamos, la normalidad y debajo este trauma por lo que ha vivido toda la gente de este país. Insisto, y esto es para mí muy importante, es un trauma que se comparte en silencio, pero no dejan de estar permanentemente pulsando ese miedo a algo invisible, pero que seguramente existe.           

Transformación. Como es evidente existe una terrible desigualdad en México y son sobre todo los pueblos indígenas los más marginados y pobres, pero al mismo tiempo son la parte más importante de la identidad nacional. ¿Qué opinas respecto a esta situación digamos paranoica?   

(Con mayor confianza explica, mientras se balancea un poco de la silla, sólo se detiene para sorber un poco de té) En efecto, es muy extraño ver cómo se valora el pasado indígena en museos y se difunde publicitariamente su riqueza y legado, pero son los que viven vendiendo sus artesanías que son muy hermosas y son únicas, pero son también los más excluidos. Es una situación extraña porque además su legado es también el conocimiento que han conservado sobre las plantas, la fauna y todo lo que existe en su territorio y esto parece no tomarse en cuenta.  Creo que es una contradicción que aún no puedo valorar del todo, pero que es muy extraña al verse. Lo que si es innegable es que es un país racista y discriminatorio con los indígenas, es una sociedad donde los que no son indígenas están en todas los lugares destacados, en los medios de comunicación sólo salen las personas de color de piel blanca, cuando la mayor parte de la población no lo es. Esto me llama mucho la atención; por otro lado, yo mismo he sentido esa discriminación y ese racismo que se expresa de manera normal, y en mi caso se debe probablemente, a mi color de piel o aspecto, pero dice mucho de cómo se trata a las personas que no son blancas y que además son pobres.     

Transformación: Hablando del tema, el actual gobierno insiste en que se promueve el respeto por las culturas indígenas y que ha realizado diversas acciones para mejorar sus condiciones, que ha saldado deudas como en el caso los Yaquis en Sonora. ¿Consideras que existe un gobierno que ahora pueda dar un lugar a los pueblos indígenas y modificar sus condiciones?   

(Anjan sin dudar y adquiriendo una expresión seria responde) Sí he leído sobre el tema de los Yaquis, pero de acuerdo con lo que he observado en el tiempo que llevo aquí, no creo que tenga elementos para dar una opinión al respecto. No es algo sobre lo que creo deba opinar ahora.  Lo que creo es que es la defensa de sus territorios y medio ambiente donde se debe dar ese respeto y reconocimiento porque está, por ejemplo, el proyecto transístmico y otros, donde no están dispuestos a atender y resolver sus demandas.  

Transformación: Una pregunta más personal estudiaste matemáticas ¿cómo fue que decidiste cambiar de profesión y convertirte en corresponsal de guerra? ¿Qué hizo que hicieras ese cambio tan drástico? 

(Anjan vuelve a sonreír y empieza hablar con sencillez mientras observa una mujer y un niño que se acercan a vender dulces, con palabras suaves y una sonrisa les dice: “estamos trabajando, muchas gracias”) Efectivamente estudié matemáticas y me gustan mucho. También pienso que justo el cambio y desarrollo tecnológico se deriva de las matemáticas y que los efectos tanto negativos como positivos también deriva de allí. Se debió precisamente a las matemáticas el que se hayan desarrollado los sistemas de comunicación y la existencia de los teléfonos inteligentes, es decir con las matemáticas puedes ayudar a mejorar el mundo, pero también a provocar su afectación, por ejemplo, con el cambio climático, sin embargo, yo decidí cambiar de profesión porque observe que podía estar años haciendo matemáticas y no tener un impacto real en los problemas de las personas. Estudiar y dedicarte a las matemáticas pueden hacerte vivir en mundo que no tiene relación con los graves problemas que vivimos; estás allí más en una condición de hedonismo y solo interesándose en lo que hacen otros colegas tuyos, claro que incluso puedes trabajar en una gran empresa o realizar investigaciones, pero no estás en contacto directo con los problemas que más aquejan a la humanidad. Yo personalmente hice esta reflexión y decidí que quería hacer otras actividades que estuvieran más relacionadas con los problemas de la guerra y la libertad de prensa y ahora del cambio climático y la protección del medio ambiente. No tengo ninguna duda de que enfrentamos el más grave peligro actualmente en el mundo y tiene que ver con cómo haremos para salvar la vida de todos los que lo habitamos.     

Transformación. ¿Nos podrías comentar cuál ha sido una de las experiencias más bellas que hayas tenido en México y cuál una de las más malas o terribles?

(Anjan se sorprende con la pregunta y esboza otra sonrisa contagiada de ternura) Lo más bello que he vivido es ver cómo los pueblos indígenas de este país defienden hasta con su vida la manera como viven, cómo valoran sus conocimientos, sus relaciones. Cuando vi la forma cómo se entregan, asumiendo grandes riesgos, con el fin de defender el agua o un bosque me llené de admiración y esperanza. Eso me dio vitalidad, energía y me permitió pensar que estaba haciendo lo correcto y en el lugar adecuado. Esto que aquí ocurre con frecuencia no ocurre en muchas otras partes del mundo. En el capitalismo y en los países desarrollados es muy difícil encontrar todo esto, todo este deseo de protección por las personas y su forma de vida. Ahora mismo con las personas que he estado en Oaxaca son grandes personas y compañeros que aprecio y que me han dado muchas enseñanzas no sólo sobre la defensa del medio ambiente, sino también en la forma como son entre sí y socialmente. Eso es la nacimiento de una gran esperanza para mí.  Respeto a lo negativo prefiero quedarme con lo positivo y bello que he mencionado.

Transformación: ¿Desde tu perspectiva cómo crees que será el futuro de México?

(En un tono alegre Jan abre los brazos y sonríe) Mi opinión es que México le debe mostrar al mundo lo que es realmente la lucha contra el cambio climático y la defensa del medio ambiente. Estoy convencido de que los conocimientos que los pueblos indígenas de este país tienen deben enseñarlos al resto del mundo; ellos pueden dar muchas enseñanzas de cómo se pueden preservar sus recursos naturales y es también, en el fondo, una verdadera preservación de la vida. Esa es la razón por la que estoy aquí en México.  

(Nos levantamos y caminos por la acera, mientras vemos como cae la noche y los colores contrastantes inundan las paredes de las casas; las luces se encienden en los cafés y restaurantes; hay un bullicio creciente a lo lejos, es un alocado sonido de pájaros entre las ramas de los árboles que adornan la calle.  Con alegría y suavidad nos despedimos. Anjan desaparece con su elegante abrigo café por la puerta de su casa)   he 

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