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La refinería de Dos Bocas o por fin el barril con fondo  

dos bocas

El éxito de Dos Bocas será, en todo caso, real, simbólico e histórico.

T|CDMX|17032023.  A partir de finales de la década de 1980 y hasta el 2018 los diferentes gobiernos nos hicieron creer que lo que no podíamos producir debíamos importarlo. De esta forma, sin saber las verdaderas razones, nos acostumbramos a aceptar la incapacidad del país para atender nuestras necesidades a partir de dudosos análisis y de cifras desconocidas para la mayoría de la población. Eso ocurrió con la producción e importación de gasolina. Los gobiernos neoliberales nos dijeron que no era conveniente construir refinerías porque existía un proceso de transición energética en el mundo, que saldría muy caro invertir en infraestructura y que en poco tiempo sería obsoleta y, además, afectaría el gasto en otras demandas y necesidades sociales. Así no lo dijeron a lo largo de 30 años y así lo aceptamos sin dudar. Jamás supimos por qué a pesar de las “sabias decisiones” siempre fue más caro comprar combustible y por qué el afectado fue siempre el consumidor.     

Desde finales de los años 1980 nuestro país inició gradualmente un proceso de importación de gasolina: en 1995 se importaron 28,000 barriles diarios de gasolina, en 2005 de 182,000 barriles diarios, en 2010 alrededor de 345,000 barriles diarios y en el año 2016, de acuerdo con datos de la SENER, se alcanzó un máximo histórico de alrededor de 650,000 barriles diarios. Esta dependencia de nuestro país a la importación de gasolina se debió entre otras razones a que disminuyó la  producción de petróleo crudo, lo que afectó la capacidad para producir gasolina y otros productos refinados; no se invierte suficientemente en la construcción y mantenimiento de refinerías y en la modernización de la infraestructura de almacenamiento y transporte de combustibles; al incrementó  de la demanda interna debido al aumento del parque vehicular, el crecimiento de la población y la expansión de la actividad económica; y a que nuestro petróleo crudo no tenía la calidad suficiente para  su refinación y por ello generaba mayores costos. Frente a estás circunstancias la salida fácil fue continuar con el ciclo vicioso de no invertir y no gastar en la producción y refinación de petróleo y continuar importando gasolina, creando debilidad en el crecimiento económico y aumentando la dependencia externa, con todas la implicaciones que tiene ser dependientes de otros países o empresas internacionales.  

Sin duda los países más poderosos y desarrollados, o emergentes, saben de la relevancia que tiene producir la suficiente gasolina para satisfacer sus necesidades internas. Por ejemplo, Estados Unidos, es uno de los principales productores de petróleo y gas natural del mundo y tiene una capacidad de refinación suficiente para satisfacer su demanda interna; Rusia, es el segundo mayor productor de petróleo del mundo también puede abastecer su mercado interno; Arabia Saudita, es el mayor productor de petróleo del mundo no sólo tiene capacidad para satisfacer su demanda sino  para exportar sus excedentes; China, es el tercer mayor productor de petróleo del mundo y ha invertido en la construcción de refinerías para satisfacer su demanda en constante crecimiento; India, aunque todavía depende de la importación de petróleo crudo, ha incrementado su capacidad de refinación en los últimos años y tiene como objetivo reducir su dependencia de la importación de gasolina y otros productos refinados.  Desde luego que existen otras economías que forman parte de los países más desarrollados e importan gasolina, incluyendo las que son productores de petróleo, pero se debe sobre todo a la falta de capacidad de refinación o a la baja calidad del petróleo crudo producido en su territorio, además, porque existen otros factores relacionados con el tamaño de la población, con la actividad económica y con el uso de medios de transporte. Lo que es más claro que el agua es que entre mayor sea la capacidad de un país para atender las necesidades internas de gasolina más fuerte es su economía y es también más soberano. 

En nuestro país el panorama que teníamos en materia energética, sólo tratando el tema de la gasolina, pintaba para una tragedia en el futuro, no sólo por la dependencia al exterior sino también por los precios que debíamos pagar los consumidores. Si tomamos como ejemplo el precio de la gasolina nos damos cuenta, valga la expresión, que era un barril sin fondo: en el año 2010 costaba 8.56 pesos;  en el 2012, 10.81 pesos; en el 2014, 12.03 pesos; en el 2016, 13.98 pesos; en 2018, 18.24 pesos; en el año 2020,  18.17 pesos; y finalmente en el 2022 su precio más alto estuvo en el rango de 21.88 al más alto con 23.30 pesos (resulta muy saludable que desde el año 2019 cada semana la Profeco nos informe de cuáles son los precios y dónde se vende más barata la gasolina). 

El proyecto de infraestructura de Dos Bocas fue anunciado desde el 2018 por AMLO, como una de sus principales iniciativas en materia energética. De acuerdo con sus planes la refinería tendrá una capacidad de procesamiento de 340,000 barriles de petróleo crudo por día, reduciría la dependencia en la importación de gasolina y otros productos refinados del petróleo y generaría empleos directos e indirectos en la región y contribuiría al desarrollo económico de varios estados, principalmente Tabasco. 

De acuerdo con la SENER, a partir del inicio del gobierno del Presidente AMLO ya se han tomado decisiones para frenar nuestra dependencia en la importación de gasolina, ya que en 2020 se importaron un total de 581,000 barriles diarios de gasolina, lo que representa una disminución del 16.3% en comparación con 2019. 

El proyecto de la Refinería Dos Bocas es un reto de grandes proporciones para el futuro de nuestro país. El Presidente de la República no duda del éxito del proyecto y nos dice que demostrará en los hechos que los gobiernos neoliberales nos mintieron durante más de 30 años. Va a demostrar a fines de este año 2023, que todo el abandono de la política energética tenía como fin entregar a empresas internacionales y otros privados la riqueza de nuestro país y que además era acuerdos de una élite política y económica para enriquecerse a costa de la soberanía y del bienestar de la sociedad.  El éxito de Dos Bocas será, en todo caso, real, simbólico e histórico.  

 

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