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El avión presidencial un exceso propio de jeques

Avión

Su historia es un reflejo de la diferencia entre elites dominantes y población en general

T|CDMX|21042023.  El tema del avión Boeing 787, conocido popularmente como el avión presidencial, refleja fielmente dos visiones distintas de lo que puede significar el gobierno, y de forma particular el poder ejecutivo, en México. Desde el inicio de su campaña, el actual presidente de México declaró que en caso de ganar las elecciones vendería la aeronave porque era ofensiva su compra y uso, debido a su alto costo en un país con graves problemas de pobreza.  Y el presidente pareció dar en el clavo al usarlo como símbolo de una forma de concebir a un gobierno frívolo y excesivo. Al revisar las características del avión, nos enteramos de que se trata de una nave normalmente de uso comercial, diseñada para que viajen entre 242 y 335 pasajeros, dependiendo de la elección de la aerolínea, hecha para largas distancias de hasta 15,700 kilómetros, y adecuado para rutas intercontinentales. ¿Cómo fue posible que se haya concebido que un avión de estás características fuera para uso exclusivo de un presidente de la república?  ¿el presidente pensaba dar un uso similar a una línea área comercial?   ¿tendría tantos vuelos intercontinentales con tantos pasajeros? 

En el año 2012, cuando se adquirió el avión, se dijo que era necesario contar con un avión presidencial moderno y seguro, que pudiera garantizar la seguridad y comodidad del presidente y otros funcionarios de alto nivel en sus viajes oficiales, se pensó que sería un símbolo del poder y prestigio de México en la arena internacional, y ayudaría a mejorar la imagen del país en el extranjero, también se mencionó que, aunque el costo inicial de la compra era alto, 218 millones de dólares,  a largo plazo se  ahorraría dinero en el mantenimiento y operación del avión presidencial, que estaba obsoleto después de 30 años de uso.  El primer vuelo transatlántico fue por la visita de Estado que el presidente de México realizó a Alemania, el 10 de abril de 2016 y el último fue a la Cumbre G20, que se realizó el 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2018 en Buenos Aires, Argentina.  Realizó 214 operaciones volando 600 mil kilómetros. Cabe resaltar que, aunque se solicitó desde 2012, fue entregado hasta 2016 para realizar todas las adaptaciones que requería el licenciado presidente para poder volar.  Sin duda, resulta inquietante para cualquier mexicano que el famoso avión haya podido usarse y pasar desapercibido de no ser porque el actual presidente lo volvió estratégicamente un tema de interés público. En sus palabras ha dicho que es un insulto al pueblo mexicano, un símbolo de la corrupción, la extravagancia y el despilfarro de recursos públicos.

Desde luego la compra y uso del avión parecía más un exceso propio de jeques y monarquías que se ocupan en obtener los más distinguidos tratos y mostrar su riqueza como mecanismos de adquirir prestigio y poder, pero no de un país como el nuestro que se declara una república democrática y donde, a todas luces, es un acto inaudito y extravagante, por decir lo menos. Pero quizás es aún más dramático pensar en cuántas ocurrencias, caprichos o excesos desconocemos de las clases gobernantes y sus séquitos, y en cuántos gastos incurren cuando tienen la capacidad de decidir sobre el uso de recursos públicos o de asumir como bienes propios los de la administración pública. Hemos sabido de los escándalos y excesos cuando los políticos y gobernantes caen en desgracia, nos enteramos de historias de locura, de gustos extraños y estilos de vida estrambóticos (caballos, animales salvajes, casas ocultas, autos, motos, pinturas de arte, relojes, trajes, perfumes, viajes, comidas), en ocasiones similares a los de los delincuentes (narcos, empresarios defraudadores, abogados criminales, etc.). No sabemos con certeza cuántos historias de esta naturaleza se esconden detrás de las cortinas del poder, el tema de fondo es cómo se autodefinen los gobernantes y las personas que forman parte de las élites económicas y políticas. Al parecer, aunque no es un tema exclusivo de nuestro país, existe una tendencia natural a los excesos entre mayor es el nivel jerárquico dentro de la clase gobernante, son escasas las historias donde lo esencial sea la sencillez, la austeridad, la discreción, lo justo y, la tan olvidada, prudencia. La historia del avión es un vivo reflejo de la situación que vivían las clases y elites dominantes y la población en general.  

 

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