Ernesto Jaime
En el cuarto largometraje de Rodrigo Plá, estrenado en 2015, nos presenta la historia de Sonia, madre y esposa, y que su esposo tiene cáncer, ella busca que la compañía de seguros cubra un gasto de medicamento que ayuda a su esposo a sobrellevar la enfermedad, sin embargo al ser ignorada y recibir negativas la lleva, acompañado de su hijo, a buscar a los responsables, y, a punta de pistola literalmente, obligarlos a solucionar su problemática y así obtener el servicio que ha pagado por más de una década. Se nos es presentada principalmente la perspectiva de Sonia, como espectadores, no conocemos su contexto ni pasado, sin embargo, en su desesperación, rabia y lucha, podemos sentir empatía y nos hace preguntarnos lo lejos que llegaríamos por nuestros seres queridos. Pero esto no es todo, el director hace más compleja la situación dado a que en otros planos estamos en el punto de vista de los testigos, que, junto con otros encuadres alejados del personaje principal, nos crean de igual manera distancia con Sonia, esto permite ver de manera más crítica la gravedad de sus acciones y cómo a manera que avanza la película, se van mermando sus opciones. Si bien, la presencia de una voz en off da un preludio de cómo termina toda esta situación, son justo estas decisiones narrativas y la estupenda labor tanto de Jana Raluy y Sebastián Aguirre que nos permite estar inmersos en el desenvolvimiento de la historia y la evolución de los personajes. Más allá de analizar las cuestiones técnicas, me quiero enfocar en el comentario social. En el subtexto del filme se encuentra una crítica con respecto a cómo se manejan las empresas, el gobierno en cuestiones burocráticas, su indiferencia, pasividad, carácter inhumano y que solo ven el interés económico, sin preocuparse por las personas realmente afectadas, el ciudadano común. Escenas presentes a lo largo del filme presentan situaciones con las que muchísimos mexicanos nos podemos sentir identificados; largas esperas, respuestas que reducen situaciones que pueden ser de vida o muerte a un “el doctor ya se fue porque es viernes”. Además de manera sutil se retrata a los doctores/inversionistas en clubes o casas lujosas que en contraposición con la situación del personaje principal, muestra la diferencia de clases sociales y una sociedad fragmentada. Me tomo la libertad de hacer el paralelismo de esta película con el cortometraje “Caridad” de Jorge Fons, en esta historia se nos presenta de manera similar el viaje de una viuda por distintas oficinas gubernamentales buscando reclamar el cuerpo de su esposo y poder velarlo. Cuarenta años de diferencia entre ambos filmes, estas travesías desgastantes desgraciadamente nos muestran que no ha habido un cambio en cómo se manejan estos asuntos, bueno sí, tal vez uno, que tristemente, y como en muchos aspectos del México actual, se tiene que recurrir a la violencia para tratar de obtener nuestros intereses.
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